martes, 15 de diciembre de 2009

La vida en un dia, trabajando de vocal de mesa.

Por quinta vez, fui llamada a trabajar como vocal de mesa. La verdad es que es una buena experiencia, hay un aprendizaje potente que no debe ser mirado en menos.
Más allá de que mi formación legal necesariamente me relaciona a estos temas, creo que "lo civico" está tristemente olvidado, junto con los valores que lo sustentan y que tanto aprecio y respeto le tenían nuestros abuelos. :(
No puedo olvidar, cuando participo en estas cosas, la formación que recibí en el colegio, en el digno Liceo N° 1 de Niñas, Javiera Carrera, en la ciudad de Santiago.
En esa época, era el mejor colegio fiscal de niñas de la ciudad, donde se han formado muchas mujeres que han hecho y siguen haciendo, contribuciones al espacio público del país. Allí, con la humildad del colegio publico, se nos formaba para ser buenas ciudadanas y mujeres que contribuyéramos a la sociedad desde donde se pudiera...Recuerdo las clases de la profesora Pardo, que bien o mal, dejó grabado en mi el valor de la votación, como la forma de expresión de la voluntad de los pueblos, y si bien decidí estudiar derecho casi al final de la enseñanza media, habiéndome preparado para estudiar ingeniería años antes, nunca más lo olvidé y por cierto, lo incorporé como uno de mis valores más arraigados.La primera vez que me tocó ser vocal, sentí que quizás no era buena idea, tomar el liderazgo del proceso, cosa que la gente en general escamotea, ya sea por la ley del menor esfuerzo, ya sea por que no sabe y no se anima aprender, ya sea por que los liderazgos (como ser presidente de mesa) involucra costos y responsabilidades. Bueno, lo lamenté, por que teniendo mas aptitudes que me guardé, terminamos a la hora mil... y muy cansadas las 5 vocales de entonces.
A la votación siguiente (son 4 en total una vez que uno ha sido llamado para ello), decidí que mejor ejercer liderazgo y ofrecerme como presidenta de mesa, a sabiendas del trabajo y la responsabilidad que conlleva, y lo pasé super!! Eché mano a todas mis aptitudes y experiencia en organización de procesos y personas y todo salió por un tubo. Además, con una elección ya en el cuerpo, nos organizamos de lo más bien en los distintos roles y todo el trabajo fluyó estupendamente, íbamos preparadas con los aperos necesarios y nos fuimos contentas y tempranito para la casa.
En fin, habiendo cumplido con mis 4 elecciones hace ya años atrás, fui nuevamente llamada, en el rebote de los que se excusan. Cuando me vi en el diario, fue oh! sorpresa...pero después, recordé que es una experiencia que si bien no se puede eludir, nunca fue mala para mi, y me dispuse a planificar todo lo necesario para ese día domingo.Algo que me hace muy feliz es como he ido inculcando estos valores de lo cívico en mi familia y en particular con mi hija: no pude más que sonreír y felicitar a sus profesoras, cuando en el colegio, en primero básico, la temática de las elecciones presidenciales y su importancia, fueron tratadas en la sala de clases. Es mas, les enseñaron a votar, a identificarse con su cédula de identidad (que confeccionaron los niños en el colegio) y a informarse de los candidatos y sus propuestas para temáticas que a ellos les afectan, como derechos de los niños, el cuidado del medio ambiente, y las posibilidades en materias de educación :-)) ... de esta forma, mi hija entendió por que su mamá tenia que trabajar un domingo, en un rol que no era el habitual y no estar con ella, y entendió el valor de ese compromiso de participar en la elección.
En fin, ayer finalmente, asistí en mi calidad de presidenta de la mesa 49 centro mujeres, al colegio escrutador, donde somos convocadas para entregar al servicio electoral, la copia del acta del recuento de votos y además para el sorteo de personas para hacer la revisión del recuento de votos. Es una reunión tensa, fundamentalmente de allí viene mi reflexión de hoy: los vocales al ser seleccionados, NO son informados de todos los aspectos involucrados, el tiempo que requiere la elección misma, que no hay almuerzo, que hay que llevar comida y agua, que el presidente de la mesa es el que finalmente decide junto a los vocales la interpretación de los votos, que hay que ir al otro día (hábil) al colegio escrutador y estar disponible a ser sorteado para el recuento de votos y que ello significa trabajar medio día más para el estado...
Si ello se supiera con anticipación, creo que no habría tanta resistencia a este tipo de "cargas publicas" que nos impone la constitución política del estado y más allá de sentir rechazo a este servicio al que somos llamados, lo enfrentaríamos con orgullo y con responsabilidad de aquel deber cívico, que tanto enorgullecía a nuestros padres y abuelos, tanto como el acto de votar, consustancial a la calidad de ciudadano que nos da la ley.

Margarita

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